Es muy grato recibir cada año a nuevos niños que vienen a compartir sus días con nosotros. Este año recibimos a Roger, un hermoso niño de grandes ojos negros que nos sorprendió con su seriedad y ternura. Roger llegó a observar todo a su alrededor y con su mirada nos transmitía sus emociones e inquietudes. Hoy, que ya se siente uno más entre todos los niños, nos hace reír con sus ocurrencias, nos deleita con sus dibujos y nos enternece con sus abrazos infinitos. Roger está aprendiendo a tocar el violín y se entrega con dedicación a sus clases con el profesor Luis Ángel. Cuando le preguntas qué es lo que más le gusta de la fundación, responde con los brazos abiertos y una sonrisa inmensa: Todo!!!!!